La prevención en el trabajo evita accidentes y salva muchas vidas. Para aplicarla con éxito, es fundamental conocer qué tipos de riesgos laborales existen, porque cada uno requiere medidas específicas.
Si quieres especializarte en este ámbito y adquirir un mayor conocimiento sobre el tema puedes realizar nuestro Curso de Prevención de Riesgos Laborales, una formación donde conocerás los factores de riesgo profesionales, los principales accidentes en el trabajo y los protocolos de gestión preventiva en las empresas.
Índice de contenidos
¿En qué consiste la prevención de riesgos laborales?
¿A qué llamamos prevención de riesgos laborales? Su definición abarca las siguientes áreas:
- Son acciones y medidas adoptadas en el ámbito empresarial o profesional.
- Son aplicables en todas las fases de los procesos productivos.
- Su finalidad es evitar o reducir los riesgos en la actividad laboral.
En su definición y aplicación, participan todos los agentes del trabajo. Es decir, los empresarios, los trabajadores, los fabricantes y distribuidores de maquinaria y las Administraciones Públicas.
Tipos de riesgos laborales
Antes de centrarnos en la clasificación de los riesgos laborales, es importante dejar claro qué es un riesgo laboral. En esencia, es la posibilidad de que un empleado sufra daños como consecuencia de su trabajo. Nos referimos a accidentes laborales que pueden ir desde lesiones a patologías y enfermedades derivadas del ámbito profesional.
Identificar los tipos de riesgos laborales es el primer paso para evitarlos. La formación, la prevención y la revisión son fundamentales, así como la concienciación de todos los agentes implicados.
A continuación te explicamos cuáles son los siete tipos de riesgos laborales, los cuales exigen medidas específicas. A menudo, contar con especialistas en prevención de riesgos es el mejor camino para evitar dramáticas consecuencias.
1. Riesgos físicos
Son los causados por fenómenos de tipología física. Por ejemplo, los daños auditivos por un exceso de ruidos o las vibraciones causadas por instalaciones. También los efectos lumínicos, como el deslumbramiento, o las pérdidas de visión. Y los riesgos ocasionados por la humedad y las temperaturas.
2. Riesgos químicos
Estos derivan de procesos químicos y medioambientales. Las muestras más habituales son las alergias y las reacciones producidas por inhalaciones. Ocurren, por ejemplo, cuando se higieniza una piscina con productos químicos.
3. Riesgos ergonómicos
Derivan de posiciones y posturas poco adecuadas. Entre los riesgos ergonómicos encontramos, por ejemplo, la repetición de movimientos. Y es que pasar toda la jornada haciendo la misma secuencia de movimiento repercute negativamente al cuerpo. Asimismo, levantar demasiado peso o, simplemente, usar una silla incómoda durante muchas horas son también factores de riesgo.
4. Riesgos biológicos
Los profesionales de los centros sanitarios o biocientíficos son los más expuestos a los riesgos biológicos, ya que pueden contraer parásitos, bacterias, virus u hongos y enfermar.
5. Riesgos mecánicos
Se producen cuando fallan las máquinas y los equipos necesarios para desarrollar la actividad laboral. Un caso evidente es golpearse el dedo con un martillo.
6. Riesgos psicosociales
Los riesgos psicosociales se traducen a las condiciones laborales que repercuten en la salud psicológica, física y social del trabajador. Así, por ejemplo, los empleados pueden estresarse por un excesivo ritmo laboral, falta de descanso o demasiada monotonía. La prevención es fundamental en este campo para evitar el desarrollo de patologías como la ansiedad, la depresión o el síndrome de Burnout.
7. Riesgos ambientales
Figuran entre los tipos de riesgos laborales menos controlables porque derivan de la naturaleza. Un terremoto, la erupción de un volcán, inundaciones o tormentas pueden afectar también a los trabajadores. Dentro de esta clase, se incluyen también los riesgos antropogénicos. Estos son causados por acciones humanas ajenas e imprevisibles. Un ejemplo de ello son los errores humanos al gestionar una central nuclear.